EL TITULAR DE LA RURAL SE APROPIO DE DOS VIAS DE COMUNICACION CLAVE DE CARLOS CASARES,
QUE ANEXO A SUS CAMPOS. Hace ya ocho meses que el Concejo Deliberante
reclamó su restitución. La interrupción de ambas vías públicas perjudica
a productores y habitantes que quieren ir hacia 9 de Julio o La Sofía.
El 26 de noviembre de 2009, el Concejo Deliberante de
Carlos Casares, con el voto unánime de sus trece miembros presentes,
aprobó la comunicación 08/09, solicitando al Ejecutivo comunal la
liberación al tránsito de una calle pública. Esa vía de comunicación,
paralela al trazado del ex Ferrocarril General Sarmiento, continuación
de la calle Buenos Aires, une ese distrito con el partido 9 de Julio.
Ese pedido estuvo motivado en que esa calle de tierra fue cerrada por un
alambre que impide el paso de los vecinos. El responsable de ese
piquete particular con alambre es el presidente de la Sociedad Rural
Argentina, Hugo Biolcati, dueño de la estancia La Dorita, quien
incorporó esa parcela de terreno a su propiedad. En esa comunicación del
Concejo Deliberante también se reclamó por otro camino cerrado por
Biolcati. Con una tranquera, el tambero también clausuró un sendero
público hacia la localidad de La Sofía, que se prolonga hacia el norte
cruzando la Ruta 5 hasta encontrarse con la calle paralela a las vías
del ex Ferrocarril General Sarmiento. De ese modo, Biolcati incorporó a
la ya extensa superficie de La Dorita dos caminos públicos de tierra que
son alternativas “válidas y eficientes para el tránsito de maquinaria
pesada agropecuaria y vial” para el resto de los productores, señalaron
los concejales de Carlos Casares. Hasta la fecha, ese pedido de apertura
de dos calles de circulación pública fue ignorado por Biolcati, y ni
siquiera considerado por la intendencia.
Biolcati es muy conocido en esa zona agrícolo-ganadera por su escasa
preocupación por la situación que provoca su accionar en otros
productores cercanos. El 3 de enero de este año, este cronista publicó
“El canal de Biolcati”, donde se destacaba que la estancia La Dorita
había sido denunciada en 2001 ante la Dirección de Hidráulica de la
provincia de Buenos Aires por la existencia de un canal clandestino que
permitía escurrir sus campos, afectando a sus vecinos. En esos años de
padecimiento del sector, por los efectos económicos de la
convertibilidad y por la gran inundación en la Pampa Húmeda, la
construcción de canales aliviadores ilegales multiplicaron los riesgos
sobre el casco urbano de decenas de localidades y sobre los campos de
pequeños y medianos productores. Esas obras provocaron varios
enfrentamientos entre dueños de campos y también entre intendentes. Uno
de los canales clandestinos que hizo estragos fue el construido en la
estancia La Dorita, que servía para salvar los terrenos de Biolcati. Una
serie de artículos publicados en esos años en el diario La Nación,
medio que no puede ser señalado como enemigo del campo al expresar como
ningún otro el interés de los integrantes del sector agropecuario
privilegiado, reflejó el caso de La Dorita de Biolcati, entre otros. El
titular de la Rural también tiene en su haber otro conflicto por canales
aliviadores, ocurrido en 1997.
Canales clandestinos que perjudican a productores, oposición a
permitir la construcción de uno en su campo para aliviar a decenas de
productores vecinos y la clausura de dos calles públicas para su
beneficio personal forman parte de la foja de servicios del anfitrión de
la Exposición Rural de Palermo en su relación con la comunidad de
Carlos Casares. La versión taquigráfica de la sesión en el Concejo
Deliberante que emitió el comunicado dirigido al entonces presidente del
cuerpo legislativo y posterior intendente radical Luis Alberto Seraci,
reclamando la apertura de esos dos caminos de tierra, permite conocer en
detalle la historia de las calles de Biolcati. El concejal Daniel
Lombardo explicó en el recinto que el camino que lleva al partido de 9
de Julio está cerrado al tránsito “por un alambre y además hay una serie
de montículos de tierra y una alcantarilla que no está en uso”. “Esto
es realmente de no creer, que dos caminos que facilitarían la
posibilidad del tránsito de maquinarias se encuentren cortados”, afirmó.
Para luego enfatizar que “aquí hay alguien que está haciendo un abuso
tremendo de su propiedad, extendiéndola”, agregando que “este tipo de
cortes son asombrosos y es realmente vergonzoso”.
Después hizo uso de la palabra el concejal Claudio Caprioli, quien
indicó que el corte de un camino público para usufructo personal es un
delito. Como antecedente de la actuación de Biolcati en la zona, recordó
los acontecimientos de 1997. Caprioli rememoró que en ese año el área
agropecuaria estaba padeciendo los estragos de una fuerte inundación.
Para atender el estado de desesperación de varios productores se
necesitaba desviar el agua mediante un canal aliviador por el costado de
la ruta, desde el bajo de la Laguna Magagnini hacia la Laguna de La
Dorita, de Biolcati. Caprioli detalló que “hubo que hacer una serie de
reuniones con el propietario de esas tierras, el señor Biolcati, que no
permitía, pese a la situación desesperante en que estaba el sur de
nuestro partido, que máquinas municipales entraran a su terreno para
hacer el zanjeo necesario”. Biolcati argumentaba que esa obra
perjudicaba hectáreas de su propiedad privada, hasta que logró mediante
un acuerdo con la provincia de Buenos Aires el “pago de una especie de
canon mensual para permitir que el agua, en esa situación de emergencia,
cruce la Ruta 5 en el kilómetro 306, pase por su tierra y llegue a la
laguna”, explicó el concejal. Apuntó que Biolcati no respondía a los
pedidos de la intendencia, y que las autoridades tuvieron que “ir hasta
su lugar para pedirle poco menos que por favor, y no se logró hasta el
momento que tuvo la posibilidad de recibir dinero a cambio”. En su
exposición, Caprioli retomó el tema de las dos calles cerradas,
afirmando que “el hombre (por Biolcati) cerró caminos públicos y los
transformó en unas cuantas hectáreas más para su provecho. Impidió el
acceso de muchos otros productores que tienen sus campos en esa zona,
que tienen que dar una vuelta inmensa para llegar a sus campos porque el
señor Biolcati alambró la calle pública”. Concluyó diciendo que “mucho
le costó ceder unas hectáreas para hacer una zanja que beneficiaba a
mucha gente y no le costó nada poner alambrado para aprovecharse de lo
que no es de él”.
El concejal Oscar Reyero afirmó que “el hecho de que una calle
pública hoy sea de dominio privado es una aberración”, y es importante
“recuperarla porque resultaría una vía alternativa para el tránsito de
maquinarias agrícolas, que de esa forma evitarían el uso de la Ruta 5
con los peligros que ello conlleva”. En ese momento de la sesión, el
concejal Lombardo solicitó nuevamente la palabra para mencionar que
Reyero habla por propia experiencia debido a que tiene un campo cercano a
ese camino apropiado por Biolcati. Por esa clausura privada, el
concejal productor –explicó Lombardo– ha tenido que dar bastantes
vueltas con su maquinaria para llegar a su campo. “Pareciera que
estuviésemos en el siglo XIX, cuando después de las conquistas de los
territorios que habían pertenecido a los aborígenes se miraba a lo lejos
y se decía: ‘Bueno, allá donde llega la vista pongo el alambrado’.
Menos mal que (Biolcati) no tenía largavistas, si no, hubiese alambrado
hasta la Estación de Casares”, señaló irónico Lombardo. Para concluir
que “acá hay un abuso terrible, propio de alguien que se ha manejado con
una impunidad total, amparado precisamente por su poder económico.
Estamos peleando para que estos caminos vecinales, aunque sea para que
circule nada más que un tractor de un humilde trabajador rural, sean
abiertos, nada más”. Se puso a votación el comunicado dirigido al
intendente y fue aprobado por unanimidad de los trece concejales
presentes. Desde entonces nada ha cambiado. Biolcati todavía disfruta de
haber incorporado a su patrimonio dos calles públicas, inhibiéndose por
ahora de ponerles su nombre.