La semana previa, en la
casa que posee el seminario San José de La Plata en la localidad de
Tandil, se realizaron los ejercicios espirituales, que estuvieron a
cargo del obispo de Rafaela, Monseñor Carlos Franzzini, quien también es
presidente de la CEMIN (Comisión episcopal de ministerios). La seria y
certera predicación de Monseñor Carlos, junto a la belleza apacible del
lugar favoreció mucho el aprovechamiento de tan importarte momento.
El seminario cuenta este
año con 70 seminaristas, procedentes de diversas diócesis, a saber: Azul, Bahía Blanca, Chascomús,
obispado Castrense, Nueve de Julio, San Justo, Mercedes - Luján y un
seminarista de La Pampa. Al Curso Introductorio ingresarán 8 jóvenes, de
los cuales tres pertenecen a Mercedes - Luján.
En la misa inicial, antes
mencionada, fueron instituidos ministros extraordinarios de la
comunión, para todo el territorio de la arquidiócesis, los
seminaristas que están en segundo año de filosofía junto a los cinco
seminaristas de la diócesis de San Justo, que se incorporaron este año a
la casa de formación. También fueron admitidos a las Sagradas
Ordenes los seminaristas Eugenio Sánchez (S. A. de Giles),
Javier Spreafichi (Junín) y Ricardo Rodríguez (Bs. As. para nuestra
diócesis). Además hubo institución de Lectores: los mismos
anteriormente nombrados y de Acólitos: Francisco Candia
(Lobos), Lucas Jerez (Mercedes), Pablo Badano (Mercedes) y David López
(Mercedes).
Finalmente, monseñor
Radrizzani anunció tres nombramientos facilitarán el buen
funcionamiento de la casa: Mons. Norberto Chirigliano ha sido nombrado
vicerrector para colaborar estrechamente con el rector: Mons. Darío
Kling; el P. Federico Lagoa ha sido nombrado director espiritual (antes
era confesor) y también fue nombrado director espiritual el Hno. José
Dardo Marsilla o.s.b., monje de la Abadía San Benito de Luján, el cual
desde hace unos años da clases de teología litúrgica en el seminario.
El arzobispo pidió
encarecidamente la oración a toda la comunidad cristiana y,
especialmente el testimonio alegre de la vida presbiteral para fomentar
las vocaciones sacerdotales. También instó al trabajo con los jóvenes y a
la propuesta explícita desde la dirección espiritual y los grupos
juveniles para que chicas y muchachos puedan descubrir si verdaderamente
Jesús los llama a un seguimiento en la consagración.